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Basta con una legión de mensajes breves, cuanto más simples mejor, sin fundamento científico alguno, pero con el verbo ‘funcionar’ como eslogan mágico. Internet, a renglón seguido, actúa como licuadora perfecta de una receta que explota la intensa fascinación social por lo limpio, lo sano, lo deportivo y lo descontaminado. Agitemos bien el cóctel resultante y habremos llegado a nuestro punto de destino: bienvenidos a las dietas detox y a sus sombrías consecuencias.
La piedra angular de su filosofía es simple: las grasas, los productos procesados y el alcohol generan un exceso de toxinas en nuestro cuerpo. La leyenda urbana hace el resto: hay que ayudar al organismo a drenar esas sustancias dañinas. Como con el filtro de una aspiradora: limpiarlo para que vuelva a funcionar correctamente.
Pero, ¿tiene esto fundamento real? Rafael Moreno Rojas, catedrático del departamento de Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Córdoba, responde a la pregunta: “Nuestro organismo tiene sus propios mecanismos detoxificantes, centrados principalmente en hígado y riñón y, en segundo término, en excreciones más puntuales, por sudor, piel o expiración respiratoria. No es necesaria una detoxificación alimentaria, aunque también es cierto que a veces abusamos de ciertas desviaciones en nuestra dieta cotidiana”.
“No es necesaria una ‘detoxificación’ alimentaria, aunque también es cierto que a veces abusamos de ciertas desviaciones en nuestra dieta cotidiana”
Rafael Moreno Rojas, catedrático de la Universidad de Córdoba
Vamos a contar mentiras… nutritivas

Según el catedrático Moreno Rojas, las dietas milagro, basadas en principios filosóficos, pseudohistóricos o pseudocientíficos, suelen ser hipocalóricas y en ocasiones incluso provocan una ligera deshidratación. “Estos efectos provocan pérdidas de peso, que en ocasiones es uno de los fines que se persiguen, pero en muchos casos no de grasa, sino simplemente de agua, contenido digestivo y, en el peor de los casos, de masa muscular. Obviamente, nuestro objetivo no puede ser simplemente reducir peso; en todo caso, debe ser reducir grasa y, sobre todo, mantener esa reducción en el tiempo, que estas dietas raramente consiguen”. Según este especialista, el crecimiento de las fake news de carácter nutritivo es alarmante. De ahí que un grupo de expertos se haya movilizado ya en unas jornadas y en un manifiesto contra lo que consideran un ‘tsunami’ desinformador que puede acabar afectando a nuestros hábitos y a la propia industria alimentaria.
Zumos, cócteles y brebajes a base de frutas, hortalizas y verduras componen muchas dietas detox, dietas exclusivas y excluyentes de otros alimentos durante periodos de tiempo muy variables. Si a la purificación prometida añadimos la garantía de poderes adelgazantes y antioxidantes, para muchos la tentación es irresistible. Poco importa que la OCU haya vuelto a pronunciarse sobre los peligros de las dietas detox (toxicidad del aloe vera, exceso de ácido oxálico en los smoothies de hojas verdes, etc) o que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) considere a estos regímenes alimenticios desde hace dos años como un riesgo emergente para la salud.
Las redes sociales son el termómetro perfecto para evaluar la obsesionante fiebre detox, aunque pueda resultar nociva aplicada a medio plazo y al pie de la letra. “En ocasiones –indica Moreno Rojas– estas dietas pueden suponer un descenso notable de la ingesta de hierro, calcio o vitamina B12. Si partimos de una dieta baja en estos nutrientes, el efecto puede ser bastante negativo. Este problema se agrava sobre todo en mujeres donde sus necesidades de hierro están incrementadas por pérdidas menstruales; por tanto, es más factible la instauración de anemia ferropénica. En el caso del calcio, de nuevo las mujeres pueden ver resentidas sus reservas a nivel de huesos y repercutir en una mayor incidencia de osteoporosis a medio-largo plazo”.
Youtube alberga todo un universo de presuntos ‘influencers’ que nos garantizan cómo adelgazar desde 11 kilos en dos meses a 5 kilos en tres días como quien compra un traje a la medida. En este zoco de zumos e infusiones vegetales, el bulo campa a sus anchas. Piñas, alcachofas, espárragos, uvas, algas y pomelos componen un paisaje en el que sobresale el verde marketiniano de la esperanza.
El catedrático Moreno Rojas, miembro también de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), es contundente en su diagnóstico: “Las sociedades científicas se sienten impotentes para combatir estas fake news, que la gran masa de público prefiere asumir como verdaderas, con el argumento de que mil millones de moscas no pueden estar equivocadas. En la sociedad de las noticias breves y efímeras, siempre vende más la denuncia que la explicación. Lo peor de los bulos es que vuelven periódicamente, creando el contexto de que ya nos suenan y, por tanto, son más fáciles de creer”.
Redes sociales
Pero, ¿quién hay detrás de estas corrientes de opinión que crecen a ritmo exponencial? Según este investigador, “las redes sociales están dominadas por tres colectivos en materia de nutrición: chefs con escasa o nula formación nutricional, comunicadores que transmiten información sin contrastar y profesionales de la nutrición que raramente han investigado y se limitan a divulgar información, en muchas ocasiones basadas en estudios puntuales y no en consensos nutricionales”.
En este contexto de desinformación, el cáliz que venden los profetas del detox intransigente lo tiene todo: purifica, adelgaza, ilumina la piel y hace que el sueño sea más reparador. Ni una palabra sobre la necesidad de una alimentación sana y equilibrada, nada sobre el ejercicio físico y ninguna noticia sobre hábitos nocivos como el tabaco. “Lamentablemente”, concluye Rafael Moreno, “el estilo de vida y la dieta asociada al Mediterráneo no suele ser el concepto que se maneja habitualmente cuando se hacer referencia a una dieta detox”.