El ‘boom’ de un deporte llamado croquet

Tiene siglos de historia, pero es ahora cuando comienza a disfrutar de cierta popularidad. Al menos, en España. Pariente lejano del golf y del billar, el croquet aúna habilidad e inteligencia. ¿Por qué no probarlo?

cómo se juega al croquet

Estrategia, precisión, paciencia y mucha concentración. Estas cuatro cualidades son indispensables para practicar el croquet, un deporte que emana aroma británico y que en España vive un auténtico boom. Solo en el último año, el número de jugadores federados se ha duplicado en nuestro país, con cerca de 1.200 licencias. Y son muchos los clubes interesados en diseñar un campo en el que jugar a un deporte cuya mecánica es, aparentemente, sencilla: consiste en golpear bolas de madera o plástico con un mazo, que deben introducirse a través de pequeños arcos de metal enterrados en el terreno de juego. Quien más bolas pasa bajo los aros, gana. 

Solo en el último año, el número de jugadores federados se ha duplicado en nuestro país, con cerca de 1.200 licencias

Un pasado olímpico y literario

Historia del croquet

El croquet fue una de las modalidades deportivas que se disputaron en los Juegos Olímpicos de París del año 1900. En aquella cita se compitió en tres pruebas y Francia conquistó todas las medallas en juego (tres oros, dos platas y dos bronces). Fue la última (y única) vez que el croquet ha tenido presencia en unos JJ OO. Y fue también en Francia donde este deporte (cuyo nombre procede del francés, crochet) comenzó a popularizarse a partir del siglo XVI, sobre todo en la zona de Normandía. De ahí saltó a Irlanda, ya a principios del siglo XIX, donde se usó por primera vez la palabra croquet, y enseguida se expandió por Inglaterra. Fue precisamente el escritor inglés Lewis Carroll quien, en 1865, inmortalizó para siempre este deporte en su novela más universal, Alicia en el País de las Maravillas. En uno de sus capítulos, la Reina de Corazones juega al croquet y explica las reglas del juego, aunque para ello, utiliza un erizo como bola, un flamenco como mazo y las cartas son los arcos. 

Pese a que su origen se remonta al siglo XIV en Francia, en España es un gran desconocido, pero la situación ha comenzado a cambiar. “Vivimos un auge que, en cierta manera, recuerda al que ocurrió con el pádel hace algunos años”, admite Enrique Prados, vicepresidente de la Federación Española de Croquet. Salvando las distancias, ya que los campos de croquet son de hierba (su dimensión es de 26×32 metros en una superficie plana), requieren de una serie de cuidados para jugar en óptimas condiciones, y pocos clubes disponen de un espacio en sus instalaciones reservados a esta actividad. 

En la actualidad, existen alrededor de 25 campos de croquet en España. Es en Asturias, sobre todo en el entorno de Gijón, donde más arraigo tiene este juego. Allí llegó, ya a finales del siglo XIX, y allí se fundó, en 1926, el primer grupo español de croquet bien organizado. De Asturias se exportó a otras zonas del norte como Santander y Bilbao, y también a Andalucía, en concreto a Jerez de la Frontera y a El Puerto de Santa María, destinos de veraneo de muchos de aquellos turistas norteños. En los últimos años, Madrid se ha apuntado a la moda, y ya se puede disfrutar de esta actividad recreativa en lugares como el Club Puerta de Hierro, la Real Sociedad Hípica Española o el Club de Campo Villa de Madrid.

Un panorama que poco tiene que ver con lo que sucede en Inglaterra, cuya federación se constituyó en 1897 y donde hoy hay casi 200 clubes de croquet. Es precisamente en los países que en su día pertenecieron al Imperio británico donde más afición existe: Egipto, Australia o Nueva Zelanda, sin olvidar los Estados Unidos.

Igualdad de géneros

Una de las claves que explican la pujanza de este deporte es que constituye un entretenimiento para todos los públicos, con independencia de la edad de cada jugador, y en el que no hay distinciones por sexos, ya que tanto hombres como mujeres compiten en igualdad de condiciones. “Los partidos se puede jugar en categoría individual o por parejas, duran 50 minutos, no requieren gran exigencia física y la inversión en material es baja”, explica Enrique Prados. Pero está muy relacionado con los clubes de golf, ya que se suele practicar en sus instalaciones. Poseen tanto la maquinaria como el conocimiento técnico adecuado para poder construir y mantener un green adaptado a las características del croquet.

Otra de sus singularidades es su deportividad. La cortesía y la educación son cualidades indispensables en la competición, al igual que el respeto por el rival. “La ética es tal que, si el adversario se da cuenta de que vas a cometer un error al golpear una bola que no es, te avisa”, concluye Prados. ¿Por qué no practicarlo? Igual tenemos un campeón en potencia.

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