Consejos para conducir con lluvia o sobre hielo y nieve

Si tienes pensado viajar este invierno por carretera, debes cuidar la preparación de tu vehículo y adecuar la forma de acelerar, frenar y mover el volante al estado del asfalto para no perder adherencia de forma peligrosa.

consejos para conducir con lluvia

Cuando el asfalto queda cubierto por una capa de nieve y hielo o una tromba de agua se cruza en nuestro camino, lo mejor es no coger el coche o detener la marcha con seguridad hasta que escampe. Nada hay más seguro que esa decisión. Pero la climatología es caprichosa y no siempre se pueden evitar escenarios tan desfavorables para circular.

Aquí tienes algunos consejos para afrontar este tipo de situaciones con mayor seguridad:

  • Lo primero, antes siquiera de echar mano a las llaves del coche, es consultar la predicción meteorológica, especialmente durante los meses del año en los que chaparrones y nevadas son más probables.
  • Otra precaución imprescindible, además de una obligación recogida en el Código de la Circulación (Artículo 19. Límites de velocidad), consiste en adecuar la velocidad del vehículo al estado de la vía y las condiciones meteorológicas, entre otros factores.
  • Y, por supuesto, hay que revisar el estado del vehículo, al menos los neumáticos, las luces y las escobillas del limpiaparabrisas, así como los niveles de aceite y anticongelante.

Equipamiento y accesorios de seguridad

Al margen de los sistemas electrónicos que disminuyen el riesgo de perder el control al conducir sobre nieve, hielo o agua, como el ABS –que ayuda a que las ruedas sigan girando incluso si se frena en plena curva–, y el control de estabilidad (ESP), que sirve para mantener la trayectoria del vehículo, hay que hablar del elemento de seguridad más importante: los neumáticos. Los hay de verano, mixtos y de invierno. Estos últimos incluso evitan tener que usar cadenas, pero se degradan rápidamente fuera de su estación. “Según la zona, nos pueden servir los mixtos, que no van tan bien en invierno, pero los podemos mantener todo el año”, señala Carles Dalet, instructor de Tecdrive. 

Con hielo y nieve, el otro accesorio fundamental son las cadenas, que pueden ser de tres tipos:

  • Metálicas de eslabones (las tradicionales).
  • ‘Cadenas líquidas’. Se trata de un espray que deja la superficie del neumático pegajosa, de forma que sirve para salir de una dificultad puntual, pero a los pocos metros pierde su efecto. En caso de no tener este producto, “sirve cualquier bebida con azúcar; la echamos por encima del neumático, dejamos que seque y ya lo tenemos, aunque su duración es muy corta”.
  • De tipo araña (spikes). Son las mejores: “Tienen un encaje rápido, y gracias a las ‘patas’ que incorporan, aumentan su eficacia y no hay peligro de que se nos muevan o se suelten”.

Hay una última opción, que tampoco es una cadena, sino una funda de nylon que separa la rueda de la nieve para que esta no se le pegue y a través de dicha funda la huella ofrezca algo de agarre en nieve. “Sobre el hielo no sirven de nada; sobre el asfalto, se deterioran en un momento”, concluye Dalet.

El conductor

Hecha la lista mínima de buenos hábitos para conducir con mal tiempo, ¿qué hago si pierdo adherencia? Es decir, si el coche no cumple mis deseos en cuanto a la dirección y velocidad que debería tener. De nuevo, lo mejor es prevenir y para eso hay que estar atento a ciertas señales: “Por ejemplo, que el termómetro exterior de nuestro vehículo marque 2 grados o menos, que el firme brille, tenga zonas más oscuras, y esté mojado o húmedo”, enumera Carles Dalet, fundador de Tecdrive Habilidades en Conducción. 

Una consulta recurrente de sus alumnos es la siguiente:

–Volvía de esquiar y me salí de la carretera, pero solo iba a 40 km/h. ¿Que tendría que haber hecho?

La respuesta no es siempre la misma, pero sí los argumentos:

–¡No haber ido a 40! Sobre una superficie helada es una velocidad muy por encima de la recomendable.

La respuesta de este instructor es una recomendación sobre el comportamiento que debería formar parte de la actitud ‘defensiva’ del conductor en situaciones como esa.

Por último, hay que tener en cuenta que la pérdida de adherencia se produce no solo por exceso de velocidad, sino también debido a “demasiada aceleración, excesiva frenada o brusquedad en el giro”.

Climatología y adherencia

Lidiar con el agua requiere su propia técnica. “Todas las instrucciones que le demos al vehículo deberán ser más suaves, ya que el neumático tiene mermada su capacidad de agarre”, recuerda Dalet.

Eso incluye anticiparse a la frenada, entrar más despacio en las curvas, acelerar de forma más progresiva y realizar giros sin brusquedades, agarrando bien el volante en todo momento.

¿Y si un reguero de agua atraviesa la carretera? Es el escenario perfecto para el aquaplanning. Si queremos reducir la probabilidad de perder el control, además de disminuir la velocidad, “hay que sujetar fuerte el volante y pasar lo más recto posible sin hacer ninguna brusquedad”.

consejos para conducir con nieve

Con nieve, y no digamos con hielo, la pérdida de adherencia es mayor, lo que obliga a bajar la velocidad drásticamente y circular con marchas largas para que cualquier pulsación sobre el acelerador produzca una respuesta menos nerviosa. ¿Frenar está prohibido? Pues no, gracias al sistema ABS, que se encarga de que las ruedas no se bloqueen. “Hay muchas personas que aún piensan que sobre el hielo no se puede frenar, y esto es un mito que debemos desmontar”, zanja Dalet. Eso sí, hay que hacerlo suavemente y tener claro que la distancia necesaria para detener el vehículo se dispara. 

La pérdida de adherencia se produce no solo por exceso de velocidad sino también debido a “demasiada aceleración, excesiva frenada o brusquedad en el giro”.

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