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Dicen que hay cosas que no se olvidan, pero nunca está de más repasarlas. Por ejemplo, la revisión del vehículo antes de iniciar un viaje largo por carretera, los consejos de seguridad en caso de avería o accidente y algunos buenos hábitos que hagan de un viaje largo algo más llevadero y seguro para conductor y pasajeros.
Durante el pasado estado de alarma han sido muchos los vehículos que han cumplido su propio confinamiento y, ahora que vuelven a hacernos falta, algunos acusan el período de inactividad, aunque no todos los posibles defectos resultan siempre evidentes.
Debemos planificar las paradas que haremos cada dos horas o 150 kilómetros para evitar el cansancio
¿Cómo se rellenaba un parte?

En caso de accidente o avería lo primero es poner a salvo a los ocupantes y, acto seguido, retirar de forma segura los vehículos implicados.
Si no es posible o sólo podemos apartarlos al arcén o la mediana, es obligatorio señalizar su presencia mediante las luces de emergencia y los triángulos, colocados delante y detrás si la vía es de doble sentido, al menos a 50 metros del vehículo, es decir, unos 75 pasos. Para realizar esta operación hay que llevar el chaleco reflectante puesto.
Cuando un accidente de circulación provoca daños materiales entre dos o más vehículos, es muy recomendable que los implicados se intercambien la denominada Declaración Amistosa de Accidente (DAA) o ‘parte’ para agilizar la reparación y poner al corriente a la aseguradora titular de nuestro seguro de coche. El dato más importante es la matrícula, ya que incluso si el culpable se da a la fuga, sería posible establecer su relación con los hechos. Además, conviene incluir el DNI de los conductores, así como el número de póliza de seguro y el nombre de la compañía aseguradora.
La puesta a punto (punto a punto)
Degradación de la batería. Ha sido la avería estrella tras el encierro sanitario. Pero incluso si funciona correctamente, es bueno revisarla, ya que su vida media es de 4 o 5 años.
- El alternador. Asociado a la batería: la recarga cuando el motor está encendido, así que conviene revisarlo de igual modo.
- Estado de las luces. Y ya que hablamos de electricidad, hay que prestar atención a cualquier testigo o mensaje de advertencia que pueda aparecer en el cuadro de instrumentos.
- Aire acondicionado. Estamos ante un elemento de confort que influye en la seguridad. Algunos estudios apuntan a que una temperatura de 30ºC en el habitáculo incrementa un 20% la probabilidad de cometer errores al volante. Es con la llegada del verano cuando reparamos en si este sistema funciona o no, pero se suele estropear antes. Los largos períodos de inactividad –una cuarentena primaveral de tres meses, por ejemplo– no ayudan, como explica Eduardo Lucas, gerente de Doctorcoche. “Funciona con un gas mezclado con aceite que, a su vez, lubrica el compresor del aire acondicionado y las juntas para que no pierdan su estanqueidad. Si no se usa en mucho tiempo, también puede estropearse el propio compresor”.
- Frenos. Pueden haberse oxidado si el coche ha estado a la intemperie, igual que las pastillas. “Lo percibes –apunta Lucas– porque al frenar chirrían. En algunos casos se resuelve tras varias frenadas, pero, en otros, el óxido deteriora el disco o las pastillas; si hay vibraciones o ruidos, puede que sea necesario cambiarlos”.
- Ruedas. Un neumático puede deformarse si permanece mucho tiempo en la misma posición. En ese caso generará vibraciones o ruidos anómalos. “Si se deforma es como si estuviera ‘cuadrado’, por lo que habrá zonas que no pisarán bien el asfalto”, advierte el experto. Hay que descartar de igual modo vibraciones en el volante al circular a 80-120 kilómetros por hora, así como desviaciones sensibles de la trayectoria al ir por un tramo recto.
- Refrigeración del motor. Además de comprobar el nivel de anticongelante, el experto de Doctorcoche recuerda que, aunque sea verano, los vehículos no deberían calentarse más. “En turismos, lo normal es que la temperatura ronde los 90º”, concreta.
Velando por el confort infantil
A la hora de afrontar un viaje largo, también debemos planificar las paradas que haremos en áreas de servicio o lugares adecuados. Se recomienda estirar las piernas unos 20 minutos cada dos horas o cada 150 kilómetros, para evitar el cansancio: es la causa del 25% de los accidentes. Y de paso, aprovechar para hidratarse con el equivalente a unos 330 ml de agua.
Si se viaja con niños pequeños, las pausas son todavía más importantes. El aburrimiento puede llegar a suponer un problema de disciplina a bordo, por lo que los psicólogos recomiendan tener preparadas actividades sorpresa como dibujos o puzles que iremos sacando de una bolsa, así como juegos para realizar en familia. Ahí van tres muy populares y efectivos, más allá del infalible veo-veo:
- Inventar una historia entre todos: cada uno añade una palabra más a la frase inicial hasta que alguien se equivoque al repetirla.
- Escribir el nombre de un personaje de dibujos animados o del cine y pegárselo en la frente al que trata de adivinarlo.
- Encadenar palabras a partir de la sílaba de la anterior.