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Greta Thunberg, la joven activista medioambiental sueca, sacó de la invisibilidad el síndrome de Asperger, un trastorno del desarrollo que hace que el cerebro de las personas afectadas procese la información de distinta manera. Se estima que en España hay unas 225.000 personas con este síndrome, aunque no hay datos oficiales.
“Tengo Asperger y eso significa que a veces soy un poco diferente de la norma”, decía Greta en un tuit en agosto del año pasado. Se manifiesta con signos muy variables en cada individuo, pero hay algunos rasgos comunes a todos ellos:
• Su interpretación del lenguaje es literal.
• No captan la ironía.
• Tienen dificultades para la interacción social.
• Se resisten a aceptar los cambios.
• Sus intereses son muy restringidos.
• Presentan problemas para interpretar los sentimientos y las emociones tanto propias como ajenas.
“El 90% de los chavales sufren burlas, acoso psicológico e incluso sexual”
José Antonio Peral, portavoz de la Confederación Confederación Asperger España
Un autismo distinto
En el lenguaje común sigue utilizándose la denominación síndrome de Asperger, aunque según la denominación médica oficial “es un trastorno del espectro autista sin deterioro intelectual ni del lenguaje”, explica Daniel Martín Fernández-Mayoralas, neurólogo infantil del Hospital Quironsalud de Madrid. Esos dos rasgos lo diferencian del autismo clásico.
Por ejemplo, un niño con autismo carece o tiene muy poco lenguaje. “Sin embargo, las personas con Asperger manejan vocabulario, en ocasiones mucho más amplio que el de otras personas, y tienen capacidad de expresión, lo que ocurre es que su comunicación verbal y no verbal está poco vertebrada: tienen anomalías en el contacto visual y su voz presenta un soniquete monótono”, apunta Daniel Martín.
¿Ayuda en algo la medicación?
Si el síndrome de Asperger no es una enfermedad, ¿por qué ha de tomarse medicación? El objetivo es reducir la ansiedad. Aunque no todos los profesionales son partidarios, Daniel Martín defiende que a algunas personas se les indique el uso de neurolépticos (fármacos empleados en algunas enfermedades mentales) en dosis muy bajas: “Estos medicamentos no se prescriben como antipsicóticos, sino para facilitar que el individuo esté más tranquilo y, por ejemplo, pueda aprender más cuando se le enseñan habilidades comunicativas o sociales”. Las personas con este síndrome son muy susceptibles a cualquier novedad: “Ante un cambio de ambiente, por leve que sea, es muy fácil que presenten cuadros de ansiedad y alguno incluso llegue a autolesionarse”, apunta Daniel Martín. Por ese motivo, en los días más restrictivos del reciente estado de alarma por la covid-19 los individuos con síndrome de Asperger estaban autorizados a dar paseos por la calle.
Detección temprana: la rabieta, ¿una pista?
Un cuadro de rasgos tan heterogéneo de una persona a otra precisa una ayuda igual de variable. La notoriedad de Greta Thunberg o la película Rain man (la de Dustin Hoffman y Tom Cruise) han contribuido al conocimiento del síndrome, pero desde la Confederación Asperger España apuntan que subsisten importantes carencias formativas entre muchos profesionales de la educación o la sanidad. José Antonio Peral, portavoz de la Confederación, pone un ejemplo: “Ante un niño con una rabieta alguien puede pensar que es un maleducado, cuando es posible que sea un caso de Asperger que se manifiesta con ese problema de comunicación e interacción social”.
El objetivo de la confederación es mejorar la calidad de las personas con este síndrome. Para ello es imprescindible una detección temprana y una ayuda psicosocial especializada que les ayude a adquirir habilidades sociales o a manejar la ansiedad. Esa ayuda cobra especial importancia en la etapa escolar porque un niño con Asperger es un blanco fácil, dice José Antonio Peral: “El 90% de los chavales sufren burlas, acoso psicológico e incluso sexual”.

La aspereza social
El niño con Asperger es con frecuencia el raro de la clase por su manera de expresarse, más propia de adultos, o por ser el empollón con un expediente espectacular pero completamente excluido del trato con sus compañeros. Parte del trabajo de los educadores, además de detectar esas situaciones, consiste en “averiguar cuáles son los intereses restringidos de un chaval porque puede ser una buena herramienta para favorecer el rendimiento escolar”, explica Peral. La predilección de Greta Thunberg por el medio ambiente es un ejemplo de ese interés por un ámbito concreto que caracteriza a estas personas.
En sociedades diversas como las actuales se produce una paradoja. Aunque las diferencias étnica, religiosa, sexual o en cualquier otro ámbito están al orden del día, siguen recibiéndose (y/o tolerándose) mal. Es algo que experimentan los niños con Asperger. Y también los adultos, porque su inserción laboral se complica. El neurólogo Daniel Martín considera que es vital concienciar a la población y a los departamentos de recursos humanos: “Muchos son muy buenos en cálculo matemático o en informática pero no pasan una entrevista de trabajo, porque el entrevistador es dado a pensar: ‘Qué tío más raro”. Nada más lejos de la realidad. Lo que ocurre, en palabras de Greta Thunberg, es que estas personas se salen un poco de la norma.