La sustitución de un diente natural por una pieza artificial de apariencia similar –y capaz de cumplir con la misma función– es una práctica odontológica que lleva años desarrollándose y ha alcanzado unos altos estándares de efectividad. Hoy en día las técnicas utilizadas en los implantes dentales permiten lograr resultados sobresalientes. La calidad de las prótesis empleadas consigue soluciones más estéticas y cómodas que otras alternativas, como la clásica dentadura postiza o los puentes dentales.
Apenas hay limitaciones para optar a la colocación de un implante dental: casi no surgen rechazos por parte del paciente y la pieza suele perdurar años –e incluso toda la vida– sin dar ninguna complicación.
Respondemos en 6 preguntas todas las dudas que pueden surgir sobre los implantes dentales
1. ¿Cómo es un implante dental?
Un implante dental es un tornillo que actúa como raíz del diente perdido, integrándose en el maxilar o en la mandíbula del paciente. Sobre él se coloca una prótesis que suple la corona natural.
Dependiendo de dónde se ponga, el implante puede ser de tres tipos:
El implante endoóseo. El más común. Se coloca dentro de la mandíbula y tiene forma de tornillo. Consta de tres partes:
- El cuerpo o tornillo: fabricado en titanio y zirconio, mayoritariamente. Se inserta bajo la encía, en el hueso maxilar, actuando como raíz del diente que falta.
- El pilar: conecta el tornillo con la corona. En algunos casos se prescinde del pilar y se atornilla directamente la corona al tornillo.
- La corona o cuerpo de implante: la pieza artificial que queda a la vista, con la misma apariencia que un diente natural.
Implante subperióstico. Se utiliza muy poco, ubicado en el hueso por debajo de la encía.
Implante cigomático. Muy complejo, se recurre a él cuando no hay suficiente hueso en el maxilar superior y no se puede hacer una reconstrucción ósea.
2. ¿De qué están fabricados?
El material con el que está fabricado un implante dental –tornillo y pilar– puede ser zirconio o titanio.
- El zirconio es un material cerámico de color blanco, resistente y duradero, en torno al cual no se producen bacterias, soporta la corrosión de ácidos y no sufre con los cambios de temperatura. El proceso de unión al hueso es por biointegración: se fusiona químicamente.
- El titanio es un material metálico muy moldeable y duro. Es altamente biocompatible, lo que evita que el organismo lo rechace: se utiliza en implantes ortopédicos. Su aplicación en los dentales es muy habitual a través de la técnica de la osteintegración: el hueso se une o cicatriza directamente con el implante.
Sobre la pieza de titano o zirconio se fija la corona, la parte visible del diente. Esta puede ser de distintos materiales, pero lo habitual es que fabriquen en metal-porcelana y en cristal de zirconio, más estéticas y resistentes.

3. ¿Quién es candidato a un implante?
Prácticamente todas las personas son aptas para colocarse un implante dental. Antes de comenzar el tratamiento, el odontólogo debe asegurarse de que el paciente es un candidato idóneo: para ello debe conocer su historial médico y si es consumidor de algún fármaco.
Las excepciones más habituales que aconsejan rechazar al paciente son:
- Que se encuentre en edad de crecimiento.
- Que siga un tratamiento con bifosfonatos (fármacos que regulan el metabolismo óseo).
- Que esté recibiendo radioterapia.
La importancia de elegir la clínica adecuada
El implante dental no es una técnica económica, pero tampoco es tan cara como se cree. La doctora Filipa Nunes Pereira, directora médica de Caser Dental, cifra entre los 550 y 900 euros el precio medio de un implante dental en España. “Es más barato que en otros países europeos”, recalca,
Esta técnica procura altos beneficios que compensan sobradamente el precio, según ella: “No podemos olvidar que estamos sustituyendo una pieza que hemos perdido y que, si no lo hacemos, podrá originar problemas más difíciles de solucionar después”.
Debido al alto precio de un implante, algunas clínicas dentales lanzan espectaculares ofertas con este tipo de tratamientos. Antes de decidirse por uno de estos centros, hay que saber qué es exactamente lo que incluyen en el precio. Habitualmente esa cantidad solo recoge una parte del componente –implante, corona o tornillo– y no el coste total del implante.
Además, es importante conocer qué tipo de materiales se utilizan, asegurarse de que se cumplen todos los protocolos de limpieza y desinfección y corroborar que el odontólogo que realiza este tratamiento tiene la formación necesaria para la colocación de implantes dentales. “En ofertas low cost no es posible trabajar con material de calidad o tener profesionales competentes”, concluye la especialista.
4. ¿Cómo es el tratamiento y cuánto dura?
Antes de comenzar el tratamiento, el especialista realiza un estudio diagnóstico de la boca del paciente para saber con qué espacio interdental cuenta a la hora de colocar la corona y las condiciones óseas para implantar el tornillo.
Es necesario que el hueso de la mandíbula tenga una altura y grosor mínimos. Cuando esto no ocurre, debe realizarse una reconstrucción previa del hueso y de los tejidos óseos, lo que retrasará el proceso de colocación del implante dental entre dos y cuatro meses, dependiendo del tratamiento dental que haya que efectuar.
Tras este estudio diagnóstico, el odontólogo inserta el tornillo y deja pasar unas semanas para que los tejidos blandos y óseos cicatricen. Si el implante es de carga inmediata –requiere una muy buena calidad del hueso–, en el mismo momento se coloca la corona provisional, que tras la cicatrización es sustituida por la definitiva.
Si es un implante convencional, se hará en dos pasos:
- En el primero se inserta el tornillo. Hay que aguardar entre 10 y 12 semanas hasta se produzca la oseointegración.
- En el segundo paso se coloca el pilar y sobre él se cementa o atornilla la corona permanente.
5. ¿Cuáles son los pros y los contras?
Un implante dental es el mejor remedio para mantener una correcta salud bucodental. La pérdida de un diente afecta a las piezas próximas, que pueden desplazarse o caerse, cambia la mordida o puede aumentar el riesgo de caries o periodontitis.
Además, un implante es una solución estética fabulosa y duradera: manteniendo unos buenos hábitos higiénicos, una alimentación saludable y acudiendo a las visitas programadas con el odontólogo, puede conservarse muchos años.
El mayor riesgo de un implante dental es su posible rechazo, algo que sucede en un porcentaje muy bajo, apenas alcanza el 1% de los casos. Cuando esto sucede, hay que retirarlo, localizar el origen y buscar otras alternativas terapéuticas. También pueden aparecer problemas relacionados con la incorrecta colocación del implante o con la baja calidad de los materiales empleados: de ahí la importancia de elegir una clínica odontológica que cumpla con todas las garantías.
6. ¿Por qué un implante es mejor que un puente dental o una dentadura?
Las diferencias de precios entre un puente, una dentadura y un implante pueden inclinar la balanza hacia las dos primeras opciones. Sin embargo, estas tres soluciones poco tienen que ver.
- Un puente dental es una prótesis fija que se apoya en las piezas dentales próximas (pilares), que deben ser talladas para facilitar esta operación, por lo que es un tratamiento invasivo. El puente no tiene raíces como un implante y la consistencia la proporcionan los dientes en los que se sustenta.
- La dentadura, ya sea de uno o varios dientes protésicos, es la opción más económica. Pero también la menos conveniente. Es removible –hay que quitarla diariamente para higienizarla durante la noche–, lo que origina que se afloje con el tiempo. Además, es menos estética y se daña con facilidad al comer determinados alimentos.
- Un implante dental sigue un proceso de osteointegración. Se conecta directa, funcional y estructuralmente con el hueso, que cicatriza con el tornillo. En la práctica se convierten en una nueva raíz del diente artificial, evitando que este se mueva o se caiga. Un implante dental es más duradero y resistente que un puente dental y, sin lugar a dudas, mucho mejor que una dentadura postiza.