Cuando planificamos unas vacaciones deseamos que todo salga bien. Pero uno nunca está a salvo de contratiempos; tampoco en las fechas de descanso que pasamos fuera de nuestro domicilio habitual. Si medimos las eventuales incidencias en función de los partes de seguros, la mitad de estos están relacionados, en viajes, “con indisposiciones y enfermedades sufridas por las personas aseguradas en su desplazamiento”, asegura la Asociación Empresarial del Seguro (UNESPA) en su informe Consejos básicos para tu seguro de viaje (2019). Según el mismo documento, “otra cuarta parte se refiere a accidentes, que también suelen concitar la necesidad de asistencia sanitaria”.
Puestos a prevenir posibles infortunios, lo primero que hay que hacer es informarse acerca del lugar de destino. La web del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación desglosa detalladamente las singularidades de cada país, y recuerda que “las prestaciones de la Seguridad Social no operan en el extranjero, salvo en algunos países de la Unión Europea y del Espacio Económico Europeo, por lo que es muy necesaria la contratación de un seguro de viaje que cubra los gastos correspondientes”. Asimismo, recomienda que los viajeros extremen las medidas de precaución, eviten situaciones de riesgo y desplazamientos innecesarios y se inscriban en la Embajada o Consulado General de España correspondiente.
“Tu póliza de salud puede cubrirte aquellos incidentes o situaciones que te ocurran de forma inesperada”
Olimpia Díaz, del departamento de Soporte de Prestaciones de Caser Seguros
La asistencia sanitaria en determinados países puede dar lugar a sorpresas desagradables, bien por lo costoso (casos de Estados Unidos, Japón, Canadá, los países caribeños, Colombia, Venezuela, China, según UNESPA), bien por lo deficiente del servicio (en países en desarrollo). Es por ello que en esos casos se recomienda más encarecidamente la contratación de seguros de viaje o revisar nuestra póliza para asegurarnos de que cubre este tipo de contingencias.
Por otra parte, determinadas actividades pueden implicar más riesgo que otras. Desde UNESPA subrayan que deportes como “natación, paddle surf o snorkel, por sencillos e inocuos que puedan parecer, son fuente de percances muchas más veces de lo que pensamos”. Lo mismo sucede con el esquí, pasatiempo favorito de muchos en sus vacaciones de invierno.
Eso en cuanto a accidentes y enfermedades. Pero otros contratiempos están asociados al viaje en sí. No es inusual que en fechas de intenso tráfico viajero se produzcan situaciones imprevistas en aeropuertos y estaciones de tren y autobuses, desde retrasos y cancelaciones a huelgas. “Aquí las coberturas de cancelación o retraso son siempre muy importantes, y no haberlas contratado puede provocar serios problemas económicos”, señalan en UNESPA. Esto cobra especial importancia en los viajes que incluyen escalas.
A veces no es necesario contratar una póliza nueva. Como advierte Olimpia Díaz, del departamento de Soporte de Prestaciones de Caser Seguros, “tu póliza de salud puede cubrirte aquellos incidentes o situaciones que te ocurran de forma inesperada”. No está de más revisarla, pues muchas de ellas cubren gastos médicos, farmacéuticos, de hospitalización u odontológicos en el extranjero; traslado o repatriación para ti y/o tu acompañante al hogar de residencia; búsqueda y localización de equipajes o la indemnización por su pérdida.
Si lo que buscamos en esos días de asueto es tranquilidad, lo mejor es asegurarnos de que lo tenemos todo controlado…, y quedarnos tranquilos.
Puesta a punto de tu coche antes de un viaje largo

Los trayectos de muchos kilómetros, con climatología adversa y cargados de equipaje ponen a prueba la resistencia de los coches. La revisión de una serie de puntos antes de salir a la carretera resulta básica para evitar averías y accidentes, con más razón si tenemos en cuenta que el 62% de los automóviles que circulan en nuestro país tiene una antigüedad superior a los diez años, según un informe de 2019 de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) —la edad media es de 12,4 años—. Desde la DGT detallan el siguiente protocolo:
- Luces: Hay que comprobar que todas funcionan correctamente y regular la altura de los faros.
- Refrigeración: Importante si se necesita desempañar el parabrisas.
- Escobillas: Si están en mal estado pueden dificultar la conducción con lluvia o granizo; también es preciso revisar el nivel de líquido del depósito.
- Neumáticos y suspensión: Cuando el coche derrapa en los giros, se desetabiliza con el viento lateral o hay un desgaste excesivo de los neumáticos, se impone revisar los amortiguadores. Asimismo, es obligado comprobar la presión de las ruedas y el estado del dibujo (como mínimo debe ser de 1,6 milímetros).
- Frenos: Deben estar en óptimas condiciones para actuar con solvencia durante las lluvias y heladas propias del invierno.
- Aceite: Con las heladas, el circuito se contrae y a baja velocidad aumenta el consumo de lubricante.
Además, no hay que olvidar llevar la documentación en regla y algunos elementos como chaleco reflectante, dos triángulos de emergencia y rueda de repuesto o kit para reparar pinchazos.