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El invierno tiene muchas cosas buenas —es la época de la Navidad, intensifica la vida hogareña, las familias se reúnen…—, pero los distintos fenómenos meteorológicos asociados a esta estación pueden suponer un riesgo para la vivienda. El frío, la lluvia, el hielo, las nevadas, las granizadas, los fuertes vientos y otras contingencias pueden causar desperfectos que, sin embargo, es posible prevenir de forma sencilla y eficaz. Estas son las partes más afectadas.
Techos
Las heladas pueden provocar su deterioro, hundimiento, daños en asilantes, rotura de tejas… Para evitar estos problemas es fundamental asegurarse del buen estado de los canalones, cuya función es filtrar el agua para que no se acumule. El hielo que se amontona en el borde puede alejar los canalones de la línea del techo. “Conviene revisar los techos antes de que llegue el frío intenso, inspeccionar el estado de las tejas y asegurarse de que no hay filtraciones ni obstrucciones”, detalla Alejandro García del Ojo, responsable de Procesos, Planificación, Telefonía y Reporting de Clientes de Caser Seguros.
Tuberías

Otros problemas del invierno en el hogar
Aunque no relacionados con la climatología, existen otros siniestros que durante el invierno se producen con frecuencia en el hogar.
En Navidad, las campanas extractoras funcionan a pleno rendimiento y el aceite acumulado de todo el año puede dar lugar a incendios; para eludirlos es bueno limpiarlas a fondo previamente.
Frente a las sobrecargas eléctricas por muchos aparatos conectados (árboles, luces navideñas, por ejemplo), que también pueden provocar incendios, conviene reducir el número de cables enchufados en regletas sin protecciones.
Hay que tener cuidado con las llamas de las velas para que no quemen manteles o cortinas. Y si nos ausentamos por unos días de vacaciones, conviene disponer de lámparas programadas (que se enciendan un rato por la noche) o solicitar a vecinos que nos recojan el correo para evitar robos.
El agua, al congelarse, puede atascarlas o hacerlas estallar. Existen múltiples medidas para evitar que las tuberías se congelen, pero la principal es “dejar correr un chorrito de agua de los grifos para evitar que se congele el interior de la tubería”, aconseja el experto de Caser. “Los radiadores hay que purgarlos habitualmente. De no ser así, tienden a obstruirse e incluso a reventar”, añade. Y en ausencias largas, las tuberías importantes se pueden recubrir de sal gruesa como medida preventiva.
Toldos y persianas
Un parte recurrente en esta época del año es la rotura de estos elementos de la vivienda, los más afectados por los vientos invernales. En este caso, resulta imprescindible recoger los toldos cuando tengamos avisos de fuertes rachas. Las persianas deben quedar completamente plegadas o en su defecto extendidas, pero nunca en un punto intermedio, que las hace más vulnerables. También se recomienda cerrar las ventanas, para impedir que una ráfaga las empuje hacia el interior y se rompan.
Cimientos
Las grietas finas en el hormigón de una base que aparecen de forma natural con el tiempo a causa del asentamiento de la casa pueden expandirse en invierno, causando problemas estructurales graves si no se toman las medidas oportunas. Repararlas en primavera o verano puede minimizar el riesgo de que eso ocurra.
Exterior
El frío, la nieve y el granizo también pueden pasar factura en el exterior de una casa. Es frecuente que provoquen el despegue de la pintura, lo que si no se repara pronto puede debilitar el revestimiento y ocasionar humedades, en comparación de materiales como la madera. Esto se puede prevenir pintando el exterior de la casa en primavera.