El comienzo del verano trae algo más que la temporada de piscina y terraceo. Con la subida de las temperaturas, llega en muchos casos la dependencia del aire acondicionado, y el aumento del consumo de energía puede tener un importante impacto en la economía doméstica. Pero no es una batalla perdida: mantener fresco nuestro hogar, ahorrar dinero y cuidar de nuestro entorno sin por ello reducir el confort es perfectamente posible cambiando alguno de nuestros hábitos.
Si dejamos un grifo abierto, somos conscientes del desperdicio de agua. Y lo somos porque, entre otras cosas, lo vemos. Con la energía no ocurre lo mismo. “En torno a un 10% del consumo de los hogares es un consumo fantasma, de cosas que están enchufadas pero que no estamos aprovechando: los cargadores, el router, el decodificador… Tú puede que apenas lo notes en la factura; pero el problema es que hay millones de personas haciendo lo mismo”, cuenta Emilio Bravo, fundador y CEO de Lucera, una compañía valenciana de electricidad y gas.
Para evitarlo, se puede usar una regleta inteligente que permite cortar el suministro de electricidad durante las horas en que no estamos en casa, y hacer que ahorremos al menos 50 euros al año. “Son 300 Kw que una central deja de generar. Algo importante si tenemos en cuenta que cada Kw/h supone la emisión de 0,28 kg de CO2, y que el consumo medio anual de un hogar está en unos 3.200 Kw/h anuales (896 kg de CO2). Es un poco utópico, pero supone el tipo de cosas que merece la pena hacer. Ahorras dinero y no reduces tu confort”.
“En torno a un 10% del consumo de los hogares es un consumo fantasma, de cosas que están enchufadas pero que no estamos aprovechando
Emilio Bravo, fundador y CEO de Lucera

¿Qué puedo hacer para refrescar mi casa?
Electrodomésticos más eficientes
Además de emitir calor, los electrodomésticos son responsables de más del 50% de nuestro consumo energético. Utilizarlos de manera consciente no solo reducirá su impacto medioambiental; también hará que ahorremos dinero. Comprueba con tu compañía eléctrica si dispones de la tarifa que más te conviene y asegúrate de que haces un uso eficiente de ellos. El frigorífico, por ejemplo, representa alrededor del 30% del consumo de los electrodomésticos. Por ello, ábrelo lo menos posible, evita introducir comida caliente y descongela los alimentos en su interior (lo que además es lo más apropiado desde un punto de vista de seguridad alimentaria). El horno es otro de los aparatos que más consumen: si es posible, no lo abras mientras está funcionando, ya que cada vez que lo haces se escapa un 20% del calor, e intenta aprovechar para cocinar varias cosas a la vez. ¿Y qué pasa con el lavavajillas o la lavadora? Escoge programas de bajo consumo, cárgalos al máximo y lava la ropa en frío o a 30º como máximo.
Una de las cosas más sencillas y que más impacto tienen es proteger tu hogar del sol. Si tu vivienda está orientada al sur o al este, recibirá una radiación solar mucho mayor, por lo que los toldos pueden ser muy útiles (opta por fibra de vidrio o poliéster de colores claros, ya que, cuanto más oscuro sea, más calor retendrá). Otra opción es colocar sobre el cristal vinilos de protección solar, que reflejarán esa radiación y pueden incluso darte un plus de privacidad, o usar cortinas con aislante térmico (que también ayudarán a mantener el calor interior en invierno). Toldos, persianas, vinilos y cortinas son cuatro posibles filtros que contribuyen a aislar la vivienda del calor exterior.
Pero podemos hacer mucho más:
- Ventila adecuadamente tu hogar, y hazlo cuando el calor no apriete: los mejores momentos son temprano por la mañana y por la noche. Abriendo estratégicamente las ventanas, podemos conseguir suaves corrientes de aire en el interior de la casa.
- Cierra las cortinas y baja las persianas, especialmente en las horas más calurosas.
- Las plantas (sobre todo las de exterior) “ayudan mucho a mejorar la climatización de una casa, ya que además de ofrecer sombras pueden funcionar como aislantes térmicos muy eficaces, filtrar el aire, bajar un par de grados la temperatura y cambiar la humedad interior”, explica Francesc Arrando, profesor de Ingeniería en la Escuela Universitaria Salesiana de Sarriá.
- Si tu vivienda incluye más de un piso, duerme en la planta inferior, ya que el aire caliente tiende a subir. Y hazlo como una estrella: no a todo lujo, sino separando las extremidades para almacenar menos calor.
- En verano, utiliza sábanas de tejidos naturales como el algodón, la seda o el lino, ya que son más transpirables. Si el calor aprieta, mantenlas en el congelador durante el día y colócalas solo cuando vayas a dormir. “Otra alternativa es poner a secar, en los lugares de paso del aire exterior, toallas o sábanas que previamente se hayan remojado”, cuenta Arrando.
- Usa bombillas LED, que emiten menos calor y además consumen menos que las incandescentes o fluorescentes. Y, por supuesto, apágalas cuando no las estés usando.
- En muchos casos, un ventilador es suficiente para ventilar una estancia. Este supone, además, “un ahorro respecto a un aparato de aire acondicionado de alrededor del 95%”, cuenta Bravo. Para potenciar su efecto, coloca un cuenco con hielo delante del ventilador: este recogerá el aire frío y lo repartirá por la habitación. Si tienes un ventilador de techo, asegúrate de que sus aspas giran en sentido contrario a las agujas del reloj, para que impulsen aire hacia abajo.
- No dejes la puerta de la cocina abierta, especialmente si estás cocinando, ya que los humos transportarán el calor al resto de la vivienda. Recuerda que los electrodomésticos emiten calor; por ello, es mejor usarlos por la noche.
- Ponte cómodo. “La sensación de calor es subjetiva y depende de numerosos factores”, recuerda Arrando. “En casa, es mejor estar relajados, cómodos de ropa y calzado y bien hidratados. Beber alcohol y comer en exceso aumentan la sensación de calor”. También puedes ponerte ropa húmeda: enfriar los pies, por ejemplo, reduce la temperatura del cuerpo.
- Si a pesar de todo necesitas usar el aire acondicionado, cuidado con el termostato: no lo pongas a 18 ºC de repente, sino a la temperatura a la que quieres estar. Además, no es bueno que haya un salto térmico de más de 10-12 grados entre el interior y el exterior.