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Lo usamos a menudo en nuestras conversaciones cotidianas, pero no todas inclemencias meteorológicas pueden bautizarse con el término temporal. Se trata de “un viento cuya velocidad está comprendida entre 44 y 50 nudos (fuerza 10 en la escala de Beaufort); tempestad o tiempo de lluvia persistente”, según el Vocabulario de términos meteorológicos y ciencias afines, de Alfonso Ascaso Liria y Manuel Casals Marcén. El término puede referirse también a fuertes caídas de nieve o a vientos huracanados. En definitiva, se trata una perturbación atmosférica que por su intensidad puede provocar desastres naturales y daños severos en personas y viviendas.
Un ejemplo reciente fue el furioso temporal Gloria, que enero de 2020 castigó con vientos de más de 53 nudos (100 km/h), lluvia de hasta 500 litros por metro cuadrado y olas de siete metros todo el litoral mediterráneo. Su magnitud llevó al Servicio Meteorológico de Cataluña a calificarlo de “histórico” y “sin precedentes”.
A cubierto
Los deterioros provocados por este tipo de acontecimientos extraordinarios están cubiertos por el Consorcio de Compensación de Seguros, una entidad pública empresarial al servicio del sector español del seguro y que depende directamente del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
El Consorcio de Compensación de Seguros cubre los daños directos en las personas y los bienes por fenómenos de la naturaleza de carácter extraordinario, detalla Olimpia Díaz, del departamento de Soporte de Prestaciones de Seguros Generales de Caser Seguros. Se consideran ‘de carácter extraordinario’:
- Inundaciones.
- Tempestad ciclónica atípica (vientos de más de 96 km/h junto con precipitaciones de más de 40 l/m2 y hora.
- Tornados o rachas de viento superiores a los 120 km/h),
- Desbordamiento de ríos o arroyos.
- Maremotos o grandes embates del mar.
- Terremotos.
- Actos de terrorismo, siempre y cuando estén asegurados.

La experta enumera algunos de los daños más frecuentes que estos fenómenos pueden provocar: “Desprendimiento de tejas, rotura de toldos y antenas, descolgamiento de canalones y aparatos de aire acondicionado, filtraciones por humedad en techos o daños en instalaciones y aparatos eléctricos”, cuenta Díaz.
En aquellos casos en que los daños se deriven de hechos que por su naturaleza tengan carácter de extraordinario, son asumidos por el Consorcio de Compensación de Seguros; las compañías actúan como intermediarias, remitiendo la documentación para la gestión e indemnización por parte del mismo a los asegurados.
El Consorcio de Compensación de Seguros cubre los daños directos en las personas y los bienes por fenómenos de la naturaleza de carácter extraordinario
Daños en personas, animales o vehículos
Si el temporal causa daños en personas, animales o vehículos, para recibir una indemnización por accidente es imprescindible disponer de una póliza que cubra cada caso. Si los desperfectos o lesiones se producen, por ejemplo, por la caída de un árbol que tenemos en el jardín, debemos consignar esa propiedad en la póliza. Si se trata de daños derivados de la caída de un árbol en la calle, los cubrirá el seguro de responsabilidad del ayuntamiento.
¿Qué se necesita para tener derecho a la cobertura?
En cualquier caso, para que el seguro y el Consorcio se hagan cargo de estos daños, el afectado debe tener contratada una póliza de Hogar que, además de las garantías más habituales de incendio, robo, cristales y daños por el agua, cubre aquellos “causados por la lluvia, el granizo, la caída de rayos o el viento a través de la garantía de Fenómenos Atmosféricos”, señala Díaz.
Si bien para los casos de pedrisco, nieve o rayo no está supeditado a que se registre una intensidad concreta, sí lo está para los daños que se puedan producir por lluvia (entendiendo como tal la entrada de agua de arriba hacia abajo), o el viento. En el caso de la lluvia, para que la compañía de seguros asuma la reparación de los desperfectos, esta debe ser de una intensidad de 40 litros/m2. En cuanto al viento, de 80 km/h, como mínimo.
Por otra parte, en numerosas ocasiones los daños por clima ponen de manifiesto averías preexistentes (como por ejemplo un deterioro de la tela asfáltica), cuya reparación no queda garantizada. “Pero Caser ofrece a sus clientes atender los trabajos con su amplia red de profesionales, a un precio ajustado y con la garantía de Caser”, manifiesta la experta.