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España cuenta con 3,8 millones de deportistas federados y casi 79.000 clubes, según cifras del Consejo Superior de Deportes de finales de 2018. No hay paridad por sexo, pues del total de federados, casi tres millones son hombres (casi el 79%) . El fútbol concentra más de un millón de fichas federativas. A muchísima distancia se sitúa el baloncesto, con 385.000 licencias.
Sin embargo, existen algunos deportes con una vocación tan claramente minoritaria que sus practicantes adquieren la categoría de héroes. Hacen deporte con el sudor de su frente… y el dinero de su bolsillo. Mantienen viva la llama de la ilusión en medio de un torbellino de dificultades, falta de apoyo y muchas veces ausencia de comprensión. Su mejor recompensa no son las medallas. Su triunfo es, simplemente, no tirar la toalla. Dado su número infinitamente menor de practicantes, acceder a la élite puede ser menos complicado. Incluso alguno nos podríamos animar. Repasemos algunas de estas disciplinas alejadas de los focos mediáticos.
Del total de federados, el 79% son hombres. El fútbol concentra más de un millón de fichas federativas. El baloncesto, 385.000 licencias.
Gimnasia rítmica masculina
Sí, los hombres practican gimnasia rítmica. La de las mazas, cinta, pelota… España es uno de los pocos países que cuenta con campeonato nacional. Al Campeonato de España de 2018 acudieron 53 gimnastas, una cifra nada desdeñable. El pionero de esta disciplina fue Rubén Orihuela. Así lo recuerda: “En el primer Campeonato de España donde yo participé, que fue en el 2005, éramos tres gimnastas los que participábamos. Lo viví con muchísimo nervio, tenía mucho miedo porque era algo que realmente había soñado durante muchos años y que tenía la puerta cerrada”.
Natación sincronizada masculina
Otro coto que parecía vedado hace escasos años al sexo masculino. Pero no hay barrera que caiga y los hombres también ya compiten. Son muy pocos, lo que seguramente multiplica las posibilidades de brillo. Pau Ribes es la gran estrella española. Lo suyo es el dúo mixto sobre el agua. Gemma Mengual, Berta Ferreras y Emma García han sido sus parejas en la piscina. Tiene varias medallas europeas. Si tenemos sensibilidad artística y nos gusta la piscina, ¿por qué no probar?
Polo y croquet: los felices años 20

Sin temor a exagerar, podría decirse que la mayoría de los españoles conocen más el polo por el logotipo de una conocida firma de ropa que por cualquier otra consideración. Mencionar este deporte evoca atmósferas aristocráticas y distinguidas, propias del Gran Gatsby. Lo mismo que el croquet.Ambas disciplinas cuentan con su respectiva federación. El polo es un deporte en el que dos equipos contrarios de cuatro jugadores montados a caballo intentan llevar una pequeña pelota de madera o plástico hacia la portería del rival. Solo hay registro de clubes federados en Andalucía, Cataluña, Baleares y Madrid. El polo formó parte del calendario olímpico desde París 1900 hasta Berlín 1936. Curiosamente, España logró la medalla de plata olímpica en Amberes en 1920. Un cuarto lugar en el Mundial de 2008 y el título europeo en 2012 adornan el palmarés del equipo español.
Saltos de esquí
El Torneo de los Cuatro Trampolines era cita fija en la televisión pública en la mañana del 1 de enero durante la época de las dos únicas cadenas. Sus protagonistas se engrandecían hasta adquirir condición de héroes a ojos del telespectador que hubiera pasado la Nochevieja de juerga. Esta disciplina invernal se hizo tan minoritaria que sencillamente ya no existe hoy en España. No hay saltadores ni instalaciones. Pero los hubo. El trampolín de la estación invernal de La Molina fue el fermento de un puñado de vocaciones que mantuvieron viva una llama hoy extinguida. El último héroe español fue Bernat Solá. Disputó en el lejano 1990 el mítico torneo de principios de año. Podríamos practicarlo, pero habría que hacer las maletas rumbo a Finlandia, Suiza o Austria.
Fútbol americano femenino
Si hay una escasa visibilidad de este deporte en categoría masculina, ¿qué decir de su versión femenina? Pues existe. Hay una liga nacional femenina y una selección española de fútbol americano femenino. Sus jugadoras ponen muchas veces dinero de su bolsillo para las concentraciones. Son tantas las vicisitudes, que una de las grandes preocupaciones es que falte una jugadora a la cita y tenga que suspenderse el partido. Por ello, cualquier jugadora que se presente a hacer una prueba con los equipos será recibida con los brazos abiertos.
Pentatlón moderno
Sorprende que una modalidad que ha formado parte de los Juegos Olímpicos desde 1912 hasta hoy solo cuente en España con 539 practicantes federados, según cifras de 2018. Mucho mérito, pues, el de Jorge Quesada Molina, diploma olímpico con su octavo puesto en Los Ángeles 1984.La disciplina consiste en una combinación de pruebas de esgrima, natación, hípica, carrera campo a través y tiro. Es un deporte que roza la paridad en su práctica entre hombres y mujeres en España.
Deportes de hielo
Todo un planeta deportivo que rara vez salta a las páginas de los periódicos,si se excluye el patinaje artístico, en el que Javier Fernández ha creado escuela gracias a sus dos campeonatos del mundo, siete títulos europeos y un bronce olímpico. El anonimato y hasta la clandestinidad envuelven a practicantes de skeleton, curling y patinaje de velocidad. Pero es el bobsleigh la disciplina que mejor ejemplifica la bisoñez de estas modalidades. La propia Federación Española de Deportes de Hielo colocó en su página web en 2016 un anuncio con el siguiente titular: “¿Quieres formar parte del equipo español de bobsleigh?”. El objetivo era encontrar talento deportivo con la suficiente fuerza y velocidad para crear una estructura embrionaria para este deporte. Se presentaron 30 aspirantes. Cuatro fueron seleccionados: dos hombres y dos mujeres.
Motonáutica
Sus 455 deportistas federados al cierre de 2018 convierten a esta disciplina en un territorio de minorías. Llama la atención que sólo haya 41 mujeres. Lo cierto es que hay serias barreras para popularizar este deporte. En primer lugar, porque es caro. Y en segundo, porque requiere licencias especiales para navegar a bordo de las motos acuáticas. Y nunca está de más un seguro, como cuando las alquilamos en la playa.