‘Wearables’ para personas mayores

Pulseras, asistentes digitales, relojes o pastilleros electrónicos mejoran la vida diaria de la tercera edad. Familiares y profesionales encuentran en ellos un respaldo (y un respiro) a su cuidado. Un experto señala los últimos progresos.

Wearables cómo ayudan a las personas mayores

Los dispositivos electrónicos y aparatos “vestibles” ­–conocidos técnicamente como wearables, de“wear”, vestir en inglés–, son cada vez más comunes en nuestro día a día. Se orientan a cinco grandes grupos: deporte y bienestar, entretenimiento, salud, industrial y militar, y se visten de gafas, relojes o diversas prendas de ropa para ofrecer un servicio concreto. En los últimos años, los artilugios se han enfrentado a grandes retos como el tamaño de la batería, su duración o la transmisión de banda. Aunque son problemas que han torturado a los fabricantes, cada vez están más resueltos, según Enrique Dans, profesor de innovación de IE Businnes School. “Y lo estarán aún más con el desarrollo del 5G”, explica. Aunque suene a paradoja, dado su trasfondo tecnológico (y, por tanto, demasiado moderno para muchas personas), uno de los grupos de población que están sacando un mayor partido a los desarrollos tecnológicos de este siglo, sobre todo los relacionados con la salud, es el de la tercera edad. Estos son algunos de los wearables que el experto Enrique Dans recomienda a nuestros mayores.

Asistentes digitales

“Gracias a la voz podemos saber desde si una persona está viva y activa, hasta comprobar aspectos rutinarios de sus progresos”, explica el Enrique Dans. Los asistentes digitales han experimentado en los últimos meses un gran desarrollo. Y las grandes compañías no son ajenas a esa tendencia. En el último Mobile World Congress (MWC) de Barcelona, celebrado en febrero de 2019, el responsable virtual de Amazon Alexa, Max Amordeluso, anunció que estaban buscando nuevos talentos y startups para ampliar el alcance de su servicio de voz, especialmente en el ámbito del cuidado de las personas de la tercera edad. 

Entre los beneficios de esos asistentes digitales los usuarios también destacan la compañía. “Una persona puede sentirse sola y no tener a nadie cerca”, afirma el profesor. “Recurrir a una máquina puede resultar triste, pero hoy estos asistentes acompañan en la rutina diaria supliendo a la voz humana, para que no se sientan tan solas”.

En el caso de las personas con algún tipo de discapacidad o movilidad reducida, los asistentes cobran aún mayor importancia, y encuentran en la domótica el complemento ideal. Por ejemplo, a la hora de subir las persianas, retirar las cortinas, o encender o apagar la luz. Eso sí, para poder dar estos servicios los objetos deben estar motorizados. 

Dispositivos de teleasistencia

Un simple mando a distancia da un servicio preventivo de asistencia domiciliaria, inmediata y permanente para las personas mayores, discapacitadas o con un alto nivel de dependencia. Su función es movilizar los recursos tecnológicos y sociales para resolver en el menor tiempo posible cualquier situación de emergencia. 

Caser, por ejemplo, dispone de un pulsador de comunicación remoto personalizado, homologado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Disponible tanto en versión fija como móvil, es autoinstalable, incorpora un potente altavoz y un sensible micrófono que proporciona cobertura en todo el domicilio. Una vez conectado a la línea telefónica fija y a la corriente eléctrica, el usuario solo tiene que presionar el botón para entrar en comunicación con Caser Residencial y solicitar ayuda. De igual forma, los familiares del beneficiario pueden solicitar su localización.

“Recurrir a una máquina puede resultar triste, pero hoy estos asistentes acompañan en la rutina diaria supliendo a la voz humana, para que no se sientan tan solas”

Enrique Dans, profesor de innovación de IE Businnes School

Pulseras y relojes

“Los dispositivos en la muñeca pueden ofrecer una gran variedad de servicios, siempre que el usuario se lo permita”, asegura Dans. El experto se refiere a posibilidades como geolocalización, acelerómetro para dar cuenta de posibles caídas, o medidor de la frecuencia cardiaca con presión arterial (algo que cada vez más marcas incluyen). “Los autoengaños, a cierta edad, son muy frecuentes”, advierte el experto. “En este sentido resultan de gran ayuda para los profesionales de la salud a la hora de conocer las mediciones reales de sus pacientes, en la medida en que no dejan manipular los datos”, explica. 

En cuanto a la geolocalización, cada vez son más los dispositivos creados con este fin. Una compañía japonesa, por ejemplo, ha creado unos zapatos para ayudar a localizar a nuestros mayores si se pierden: los GPS Dokodemo Shoes. Es frecuente salir a la calle sin reloj, pero difícilmente lo hacemos sin calzado. 

Para algunas especialidades médicas “tener un control sobre la actividad del paciente –si van a por el periódico, si suben o bajan escaleras, si caminan o llevan una vida más bien sedentaria–, y cómo afecta cada situación a su frecuencia cardiaca resultan de vital importancia”, resume Dans.

Algunas pulseras dan información muy básica, pero conectadas a otros dispositivos pueden ampliar notablemente sus capacidades. Por ejemplo, con dispositivos o software de control de respiración, análisis de orina o control de glucemia a través de pruebas no intrusivas. “Estas funcionalidades están ganando mucho interés y hay muchos competidores que intentan absorber cuota de mercado, sobre todo en el ámbito norteamericano”, declara Dans. 

Pastilleros con alarma para personas mayores

Pastilleros con alarma

No es difícil escuchar a nuestros mayores que han olvidado tomar la medicación. Y más si padecen algún tipo de demencia. Patologías crónicas como la diabetes, la hipertensión o el colesterol alto se suman a otras enfermedades eventuales. Muchos pacientes tienen administrados cuatro o más fármacos diarios. Olvidar alguna medicación de manera involuntaria es una de las causas de muchos ingresos en urgencias. Una (aparente) solución para intentar evitar estas complicaciones lleva mucho tiempo inventada: los pastilleros. Sin embargo, no son del todo efectivos, ya que los pacientes deben seguir recordando acudir a ellos. Para solventar el problema aparecieron los pastilleros con alarma. Ahora proliferan los electrónicos, que “incluso muestran en el smartwacth del paciente el color y silueta de la pastilla a tomar, para que no haya olvido ni posible confusión”, explica Dans. 

Sensores de sueño

Los trastornos del sueño no constituyen una patología grave en sí misma, pero tienen serias implicaciones en la vida diaria: agotamiento físico, bajo rendimiento, sueño diurno… “Para llevar un control del sueño basta con la pulsera de actividad o el smartwatch. Pero por la noche solemos dejarlos en carga, lo que interrumpe esta funcionalidad. Además, hay personas a las que les molesta usarlos al dormir”. Con el fin de suplir esas lagunas, diversas compañías han lanzado distintos wearables.

Beddit, de Apple. Una cinta se interpone en la cama entre el colchón y la sábana bajera para medir la calidad y el tiempo de sueño del usuario, además de la frecuencia respiratoria y cardiaca o la apnea.

Pijamas inteligentes. Desarrollados por expertos de la Universidad de Massachusetts, monitorizan los latidos de corazón, la respiración y la postura para dormir. Aún deberemos esperar entre uno o dos años para encontrarlos en el mercado. 

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